sábado, 25 de agosto de 2012

Un día de verano

Ya es hora de decirle adiós al verano, esos tres intensos meses, llenos de calor, sol, locuras, y amores prohibidos y posiblemente pasajeros, es buen momento para sonreír mientras recuerdas esas tardes que pasabas a su lado, creyendo que eso sería eterno, que a su lado te sentías la princesa de ese reino que ni siquiera existía, pero que te lo imaginabas, con que estuvieseis los dos bastaba, también recuerdas esos abrazos que te llenaban de amor, de ternura, de felicidad... Y quizá ahora mientras estás sentada en el sofá de tu casa, un día normal, en una noche normal, pienses, pienses y recuerdes cosas como las que he escrito anteriormente, y te des cuenta de que personas que llegan recientemente a tu vida, sin pensarlo, por casualidad, en poco tiempo se convierten en mucho más que otras con las que convives, sí, te da rabia, porque añoras todos esos momentos a su lado, añoras sus brazos, sus ojos, sus labios diciendo que esa tarde estabas increíblemente guapa, añoras cada segundo, cada mirada, cada roce, cada beso. Por eso, los mejores momentos de tu vida quizá los hayas vivido como el chico del que te enamoraste locamente un día de verano, por casualidad, sin planearlo, la única conclusión a la que puedo llegar, es que disfrutes cada momento de tu vida, es único e irrepetible.

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