martes, 15 de diciembre de 2015

Pídeme lo que quieras

Están las que son guapas, esas que te quedas mirando cuanto te las cruzas por la calle y la sigues hasta con el rabillo del ojo vayas con quien vayas. Están las que necesitan una subida de autoestima a base de que le den a "me gusta" a sus fotos en las redes sociales, sin ni siquiera darse cuenta del jodido potencial que tienen. Las que juzgan con sabor y sin sentido, las que son independientes, independientemente de cómo sean. Están de las que no te quieres separar porque parece que el reloj tiene agujas de colibrí porque se te pasa el tiempo volando a su lado. Están las que te hacen fumarte un cigarro con ellas y disfrutarlo más que una noche de fiesta entera, las que no se enteran que con los ojos escriben historias y vuelcan corazones; están las que te lo roban sin querer y hacen que lo de tirarse en paracaídas, sea una auténtica cosa de niños. Están las que te provocan más vértigo y cosquillas en la barriga, que mirar hacia abajo desde lo alto del mayor de los edificios. Las hay místicas, esas que queman incienso y hacen yoga, y te depuran el alma a modo de "namasté. Están las que se arreglan para ir de fiesta, sin saber que detrás de esa careta, están sus caras, con un encanto único cada una, y eso es la auténtica fiesta pero no se dan cuenta. Están las luchadoras, las que tienen mil historias y aún así tienen gestos de colores incluso en los días más oscuros. Están las princesas, las que todavía se emocionan viendo una peli de Disney y se encuentran con la niña que tienen. Y hay muchas más que seguro que se me olvidan... y luego... luego está ELLA, sí, así, con mayúsculas, la que te llega hondo y echa el ancla en tu alma, esa que entra a un bar y se hace el silencio y el murmullo a la vez, a la que ves recogerse el pelo y piensas que no quieres que acabe ese puñetero espectáculo, la que te escribe un whatsApp y tú estás comiendo y se te quita el hambre, la que siendo princesa se recoge el vestido, se quita la corona y los tacones, se enfunda la armadura, coge las armas y se pone a tu lado en la guerra y te dice "a por ellos", esa que cuando te sonríe, aunque no la veas... te desarma y te desalma...

Francisco Bonilla Lozano.-


Una mirada y media

Espera, dame un segundo, necesito cerrar los ojos y respirar profundamente antes de plasmar todo lo que siento en estas líneas. 
Espera, necesito tumbarme, echarme una manta por encima y desconectar del mundo. 

Qué está pasando, o mejor dicho, qué no está pasando. Crezco, maduro, y no precisamente porque yo lo haya decidido, respiro, discuto y rompo a llorar entre estas cuatro paredes que se han convertido en mi refugio. 
En qué te has convertido, vuelve, ya no eres como antes, ¿qué te ha pasado?, no te reconozco... y así, así la verdad es que no me gustas nada. 

Me duele, me dueles, te echo de menos, te quiero querer pero no puedo, no me sale, me haces daño, me confundes. Tengo la piel de gallina sólo de pensarlo, ni me quiero imaginar qué me pasaría si lo dijese en alto. 

Te tengo enfrente, te miro a los ojos, respiro, bajas la mirada, yo la sostengo, me entristece ver en lo que eres ahora mismo, me doy la vuelta, me voy, me alejo. 

viernes, 23 de octubre de 2015

Cansada

Perdona la osadía de pensar que me lo merezco, sí, me merezco ser feliz, encontrar a alguien para quien sea su musa, su chica, la persona en la que se refugia, la persona a la que ama.
Estoy cansada de ser el juguete manejable que todo chico quiere tener en su vida, que sabe que va a estar ahí siempre a pesar de que no la valore, que la regale sonrisas y le haga creer que sí le importa.
Me merezco sentirme especial, única, que me traten bien, que me hagan enamorarme y sentir eso que hace mucho que no sucede en mis tripas, en mi piel, en mí.

Me voy

Te escribo para decirte adiós, soy así de cobarde y sé que no tendría el valor suficiente de despedirme de ti mirándote a los ojos. Créeme que no es fácil alejarte de la persona que quieres pero merezco alguien que me quiera..Y tú no lo haces.
Me voy porque he estado buscando motivos para quedarme y no los encuentro, hasta el corazón más enamorado se cansa de querer por los dos. Y me he cansado.
No sé si algún día me quisiste, y si me quisiste…Lo hiciste de la peor manera. Y por eso me voy, porque ya no tengo fuerzas ni ganas de soportar tu indiferencia, ya no me apetece que me demuestres que me quieres solo cuando me estás perdiendo. Ya estoy harta de ser el juguete roto con el que pasar el tiempo perdido.
Si me voy es porque te quiero, te quiero y me duele ver cómo para ti hay cosas más importantes, me duele ser segunda opción de alguien que para mi es todas las opciones. Ser un simple verso de alguien que para mí es poesía. Y por eso me voy, porque ya no puedo soportar quererte a medias, tenerte a ratos, y sentirte lejos cuando estás al lado.
Me voy porque quiero seguir viva, porque a ti el amor solo te gusta con heridas y yo ya tengo demasiadas cicatrices en el cuerpo como para estar esperando la próxima vez que decidas hacerme daño.
Me voy porque me quiero,
porque te quiero
y sobre todo porque no sabes quererme y dudo que algún día aprendas.

Mundos Divididos.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Intencionada y lentamente

En realidad veo esa luz al final del túnel de tu sonrisa, una salida de emergencia que me permita salir a flote una vez más, que me haga intentar darme cuenta de que esto ha sido un capítulo de mi vida como lo han sido muchos otros, quizás este ha marcado profundo y fuerte pero nada que no se pueda superar, o eso se supone. Prefiero cerrar el libro, colocarlo en un lugar de la estantería donde no lo vea demasiado, donde pueda continuar sin dar pie a confusiones de razón y corazón. 

La sociedad me consume igual que una vela con el paso del tiempo, mis cuatro paredes no me dan tregua y yo me fumo el último cigarro que me quedaba. Cierro los ojos, me concentro, respiro y salgo con autoconvenciéndome de que hoy sí, hoy puede ser un buen día para sonreír, para contagiarme del mundo, lo hago, me siento al filo de ese precipicio con miedo a asomarme por si me caigo sin posibilidad de recomponerme. ¿Quién no ha tenido esa sensación nunca? A veces sin quererlo, a veces intencionadamente. Y esque... qué es eso sino la vida, que nos pone al límite constantemente, alterando nuestras constantes, contradiciendo nuestros sentimientos, equivocando nuestros pensamientos, desmontando nuestra vida, destrozándonos intencionada y lentamente.

martes, 6 de octubre de 2015

Error de segunda mano

Enganchada al guión de tu sonrisa, a las prisas de tu huida, a una triste despedida donde me arrancas el pecho y te llevas mis ganas.
Te pedí que me arrancaras, pero la ropa, que nos volviéramos locos soñando con el fin del mundo, el fin de nuestro mundo, reírnos hasta romper en frenesí todos los músculos del cuerpo. Clavaste bien hondo tu bandera en cada vertebra de mi espalda, me hiciste víctima de tus besos, culpable de tus sonrisas, condenada a tu mirada. 
Sonrieme de nuevo, por favor, sólo una última vez para comprobar que no me olvidas, para asegurarme de que sigo siendo la mujer de tu vida, que lo seguiré siendo por el resto de tus días. 
Qué bonito soñar con que me quieres.

Quiéreme si te atreves

Quiéreme si te atreves, coge mi mano y vayámonos, quiero verte sonreír por cada gilipollez que digo todos los días de mi vida, quiero que me abraces, que me quites la mirada cuando sé que te ruborizas, que te sigas haciendo el loco cada vez que te cuento alguna mentira, que me sigas volviendo loca.

Quiero que me revuelvas entera, que permanezcas en mi pecho izquierdo hasta mi último segundo, porque cómo le explico ahora que ya no hace falta quererte, que ya no estás, quiero saber que sé mucho más de ti que incluso lo que tú te conoces, que no me entiendas y aún así me des la razón, que compartas mis locuras, que me dispares sonrisas, que me saques una a una las balas que tengo clavadas en el pecho de todas las veces que me hicieron daño, que me muestres como tu mayor tesoro, que no te hace falta regalarme flores para saber que cada vez que llegas llevas contigo la primavera, porque me hagas rabiar hasta pedirte tregua, por no perder la magia, las ganas, la fuerza, esa sonrisa tonta que se me escapa al verte.

Háblame de tus miedos, de tus inseguridades, de cómo pierdes las formas, de cómo derribas a esos gigantes que viven contigo, cuéntame todo de ti antes de volverme loca con tus sonrisas, antes de que aumenten estas ganas locas de acariciarte el pelo, agarrarte el cuello y de perderme.

Me desnudo aquí y ahora, que sé que esto no te gusta, que no es de tu rollo, o eso dices. Que me da igual, que quiero infinitos viajes de ida, porque el amor es eso, arriesgarte sin saber a dónde vas. Que quiero ser tu debilidad, que mis besos te calmen en cada ataque de ira, cada batalla perdida. Que me cuentes tus movidas, entenderte y hacernos pedazos.

Me he enamorado de alguien impredecible, improbable, prácticamente imposible. Pero aquí me tienes, sin tirar la toalla, como un capitán al mando de su tripulación, pero tu oleaje viene demasiado fuerte. Quiéreme, agárrame de lo poco que queda después de tanto incendio, quiero que entiendas que ahí fuera no hay nada ni nadie que me asuste, que lo único que me da miedo es de que te marches.

Mi único objetivo es que me busques después de cada polvo con una de esas chicas que conoces de noche para romperte a abrazos, enamórate y quiere a quien venga pero no, te olvides de mi.

Amor o muerte.

Esa sensación de cuando te explota el pecho, cuando quieres gritar y el insomnio se apodera de tus noches, cuando no puedes respirar si estás a menos de 1 kilómetro de su boca, pero a la vez él es el único que te puede hacer respirar. 
Sé que me haces daño, que me destrozas día a día, minuto a minuto, pero arriesgo, lo arriesgo todo por tenerte al menos un segundo a mi lado, porque me abraces, porque me sientas, porque me mires y sonrías con esas formas tuyas que hacen parar el mundo, que me hacen sentir vulnerable y pequeña, me gusta sentir que me proteges, que me basta sólo una palabra tuya para cambiar mi parecer, para alegrarme el día o jodérmelo de la manera más cruel que te puedas imaginar. 
Tú no lo sabes, no eres consciente, se supone. Tienes miedo a querer, a ser querido, a perder los calzoncillos por una chica que te importe, que le importes. 
Me presento voluntaria, joder. Qué complicado es saber que no soy quien hace tu corazón palpitar, que no soy en la última que piensas al irte a dormir, ni la primera que aparece en tu mente al despertar, que te quiero, que lo sabes, que me muero cada vez que me rozas. 
No sé cómo definirte, cómo definirnos... ver lo bonito de nuestra relación, una continua evolución emocional, conseguir que la muralla que rodea ese hermético corazón, cuerpo y razón se vaya derrumbando día a día, mes a mes, y ya ha pasado un año. Quién lo diría, por qué no me advertiste de que me ibas a destrozar, que me ibas a hacer pedazos hasta hacerme enloquecer por no saber en qué lugar colocar las piezas, en dónde encajo yo.
Que me sacas de quicio, me sacas de mis putas casillas porque eres la única jodida persona por la que lo haría todo, la única persona por la que dejaría cambiar mis planes y arriesgar a lo que quiera ser, a jugar a la vida, pero no a jugar conmigo. 
Debes saber que veo tus fotos antes de irme a dormir, porque me encanta imaginar las miles de posibilidades distintas de comerte la vida, fantasear con que la idea me quieras, de que llegara el día en el que no me sentiría culpable por querer, de no tener que pedir perdón por tener ese afán mío de autodestrucción allá por donde iba, de retar a la vida a un juego de amor o muerte, pero cariño, creo que esta vez, he vuelto a perder la partida.

sábado, 29 de agosto de 2015

·

Pasan las horas, pasan los días, de repente despiertas una mañana y te miras al espejo. Confusión. Has cambiado. Has crecido.
Me encuentro tumbada en mi cama, terminando la última temporada de Gossip Girl, típica serie adolescente que tienes que ver si quieres comprender la supuesta vida adolescente deseada por todo el planeta. Para ser sincera me parece una soberana gilipollez, una crítica absurda a una sociedad que si bien siempre ha estado diferenciada en 'adinerados' y 'clase media-baja', en esta serie se potencia más aún de lo normal.
Son este tipo de cosas las que te evaden de la realidad, las que te hacen pensar en otras cosas, dispersan tu mente, y eso es necesario, cierto, pero luego la hostia se hace mucho más difícil de soportar.
Una vez cumplida la mayoría de edad nada ha cambiado, todo sigue como siempre con la única diferencia de que me pueden meter en la cárcel y puedo comprar legalmente alcohol y tabaco. Por lo demás mi vida no ha cambiado, sigo buscando mi verdadero 'yo', sé que está en algún rincón escondido y que por algún motivo no quiere salir. Maduré mucho antes de lo que me hubiera gustado, viví experiencias poco recomendadas para mi edad, lo dejé todo, me aislé, me fui en todos los sentidos que puede tener esa palabra. Aún sigo arrepentida de todo lo que no hice, decepcionada por lo que pudo ser, intrigada por saber cómo habría sido mi vida si las cosas se hubiesen hecho de manera diferente.
Me vuelvo a detener frente al espejo mientras suena "The a team" de fondo, si hay algo que tengo claro es que la vida no es fácil, ser adolescente es una mierda y creo que ser adulta es mucho peor. Por un momento me gustaría sentirme espectadora de mi propia vida en lugar de la protagonista, ver las cosas de un modo diferente, desde fuera donde no me puedan afectar las miradas, las palabras, los hechos, donde poder tener la confianza en mí suficiente para enfrentarme al mundo y decir lo que pienso, actuar como me apetece sin temer el 'qué dirán'.
Un día más me refugio en una sonrisa con la que intento comprender el peso que soportan mis hombros, al fin y al cabo, la vida.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Esconderte en un verso;

Intentando salvarnos a veces lo único que hacemos es cavar nuestra propia tumba, estamos acostumbrados a quedarnos solo con lo aparente de la vida, ignorando que hay algo más allá. Nadie se para a pensar lo gilipollas que nos sentimos a veces al hacer lo correcto, nadie se pregunta qué le pasó a Neruda y a sus cerezos cuando se acabó la primavera, nadie se atreve a escribir del miedo por el miedo a perder.
A nadie le importa la gente que está sola, a esa que le da miedo encontrarse consigo misma por terror a darse cuenta de que está vacía, está rota y no ve una salida, no ve un salvavidas al cual poder agarrarse y salir a flote, ya la gente se ha cansado.
Cuando al despertar no quieres encender la luz porque temes lo que te puedas encontrar fuera, cuando solo quieres estrujar la almohada, cubrirte la cabeza con la manta y esperar a que pase, a que pase el día, a que pase la vida.