martes, 15 de diciembre de 2015

Una mirada y media

Espera, dame un segundo, necesito cerrar los ojos y respirar profundamente antes de plasmar todo lo que siento en estas líneas. 
Espera, necesito tumbarme, echarme una manta por encima y desconectar del mundo. 

Qué está pasando, o mejor dicho, qué no está pasando. Crezco, maduro, y no precisamente porque yo lo haya decidido, respiro, discuto y rompo a llorar entre estas cuatro paredes que se han convertido en mi refugio. 
En qué te has convertido, vuelve, ya no eres como antes, ¿qué te ha pasado?, no te reconozco... y así, así la verdad es que no me gustas nada. 

Me duele, me dueles, te echo de menos, te quiero querer pero no puedo, no me sale, me haces daño, me confundes. Tengo la piel de gallina sólo de pensarlo, ni me quiero imaginar qué me pasaría si lo dijese en alto. 

Te tengo enfrente, te miro a los ojos, respiro, bajas la mirada, yo la sostengo, me entristece ver en lo que eres ahora mismo, me doy la vuelta, me voy, me alejo. 

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