Quizás solo sea tu pelo
el que me vuelve loca cada vez que lo veo moverse perdiendo el control.
Quizás solo sean tus pestañas
bailando un vals en la noche más fría de invierno.
Quizás solo sea tu sonrisa
esa con la que pierdo los papeles.
Puedes besar otras bocas,
mirar otros ojos,
tocar otros culos,
pero sabes que después de cada polvo te acordarás de mi.
Te arrepentirás de todo lo que perdiste,
de todo lo que no hiciste,
de lo que no me contaste,
y todavía sigo sin entender el por qué.
El por qué de tus mentiras,
de tus llamadas perdidas,
de tus sonrisas fingidas,
el por qué de dejarme escapar.
Es posible que el peor sentimiento sea el de no saber nada,
aunque algunos prefieren no saber,
lo que ellos no saben es que de frente duele más, pero se pasa antes.
Y es que por eso es por lo que me revienta el pecho cada vez que escucho tu nombre,
que veo tus fotos,
que me entra el hambre de ti,
de tus besos,
de tu sonrisa,
de tus pestañas,
de tu pelo...
Sara Ferrero
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